¡Saludos a todes!

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Mi nombre es Cinthia Duran y nací en la bonita ciudad de Quito, abrazada por majestuosos y generosos volcanes andinos,  hace 21 años y un poquito más.

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Me  considero una persona dinámica y me caracterizo por estar en constante movimiento: viví en Quito la mayor parte de mi vida, donde además de pertenecer a varios espacios dancísticos también tuve la oportunidad de formar parte de la Red NNACE (Red de Niños, Niñas y Adolescentes comunicadores del Ecuador), un espacio de reflexión y expresión que cumplía el objetivo de dar voz a la población más joven del Ecuador y de visibilizar en medios de comunicación las distintas realidades y problemáticas que enfrentamos como juventud, desde nuestras perspectivas como actores y actrices de dichas realidades. Esta red me puso en contacto directo con niñes y jóvenes de diversos entornos y contextos (muchos de los cuales son ahora mis mejores amigues)sensibilizándome sobre las problemáticas que nos afectan a todes como juventud ecuatoriana. Esta experiencia fue una de las más significativas que he vivido pues me motivó a luchar por los derechos de todes al ser testigo de la desigualdad de recursos y oportunidades.

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A los 17 tuve la oportunidad de estudiar en Italia en un colegio que forma parte de un movimiento mundial de educación para la paz a través del entendimiento intercultural (UWC). En este espacio pude compartir por dos años con una comunidad internacional de 200 jóvenes provenientes de 92 países, con inquietudes de carácter social, económico y político y mucha motivación para ser agentes de cambio. Actualmente me encuentro estudiando en Estados Unidos las carreras de Danza y Relaciones Internacionales con enfoque regional en América Latina, y sigo en la búsqueda de integrar mis dos fuerzas motrices mas grandes: el compromiso con la justicia social y la danza.

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Inspirada por mi experiencia como participante en EaL 2017, me encuentro desarrollando un proyecto que busca abrir espacios de diálogo y entendimiento intercultural utilizando como herramienta la danza, en especial las danzas culturales. Creo que éstas danzas  al codificar cosmovisiones y reflejar procesos históricos, pueden ser una herramienta valiosa para ampliar el imaginario que existe sobre los grupos culturales a los que pertenecen. Esto puede ser particularmente valioso si se trata de grupos históricamente marginados o estigmatizados. Creo que un espacio dancístico en el que se enfatice el significado de la danza al momento de practicarla además de los procesos históricos que refleja, podría ser una poderosa herramienta de integración social al romper barreras por medio del reconocimiento y la empatía.  

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Asumo con mucho agradecimiento y cariño el rol de facilitadora en Empoderando a Latinoamérica 2018 porque creo profundamente en su poder transformador a nivel personal y colectivo al ser un espacio de encuentro de jóvenes determinades a cambiar realidades desde la sensibilidad, el esfuerzo colectivo y la creatividad. Creo que EaL es la oportunidad perfecta para llenarnos de orgullo y amor por la región y de renovar el compromiso con el cambio social en nuestra querida Latinoamérica. Por ello, es con mucha emoción que me despido diciendo, ¡nos vemos en Enero!